jueves, 29 de julio de 2010


Descubrimos que las sombras no tenían vida y que la vida bajo las sombras era tan mezquina e insatisfactoria como buscar las palabras en bocas ajenas.
No nos valía con mirar al cielo y ver la luna si a su alrededor no podíamos observar la danza de estrellas que ofrece cada noche el lienzo nocturno.
Pedíamos, necesitábamos algo más. Algo diferente. Algo que nos incitase a lavarnos la cara todas las mañanas, a no vestirnos siempre de hastío y desidia. Que cambiase nuestra manera de mirarnos al espejo. Yo ya encontré una razón, un motivo, una alegría, una decepción, unos ojos, unas lágrimas, un folio, una pluma, unas venas, unas palabras y una forma de gritar en voz alta y sin que nadie me escuche, que vivo para contarlo, y mientras lo cuente, bien vamos.
¿Y tú, amigo?

2 comentarios:

Guillermo dijo...

en la ultima conversación que tuvimos me abriste los ojos para tener una razón de mucho mas peso que me incitara a lavarme la cara por las mañanas y no pensar en lo que me "falta". No lo he olvidado, y la verdad que estos dias me siento mucho mejor. Somos sublimes, y no tenemos que cambiar por nadie ni intentar ser "mejores" por el concepto de "mejor" que tenga otra persona.

Anónimo dijo...

Yo no, me alegro por ti...