viernes, 15 de mayo de 2009


Éramos líricos y blancos, dos almas esbeltas en una primavera de papel -recuerda- y ahora la vida nos ha reunido, abrasados ya de días, sazonados de muerte. Éramos aquellos que acrecentaban la luz, y un día, uno de esos días que transcurren en la sombra, la vida nos reunió. Qué encontronazo de almas, qué manera de consumar, tardíamente, aquello sólo iniciado. El tiempo te había madurado para mí. Mil mujeres que eras o que habías sido se interponían entre tu y yo, pero las íbamos asesinado con disparos de alcohol y cuchillos de voz, hasta que volvíamos al tiempo recobrado.


Francisco Umbral

Mortal y rosa

No hay comentarios: