El transcurrir de los días es fisicamente insostenible, en cambio, es moralmente arrollador. Vivir no es un hecho ocasional, la vida no es una colección de fascículos hebdomadarios o mensuales sino una sucesión contínua y afortunada o desgraciadamente convergente.El día a día es lo que realmente moldea a las personas porque los individuos existimos pero las personas no estamos implementadas ni construidas sino que necesitamos un largo proceso de elaboración. Y la duda que me incita a escribir esto es la siguiente: ¿la muerte de un ser humano implica el óbito de una persona, o en realidad, es la muerte la que nos otorga el título de persona? Pues bien, sea cual fuere la respuesta, no nos debe condicionar para modificar nuestros fines o nuestros ideales, puesto que si lo pienso detenidamente amarte te voy a amar igual teniendo la condecoración de persona o no, y voy a necesitar "bujias para el dolor" me llame Persona o me llame Proyecto. En definitiva, da igual lo que seamos o lo que lleguemos a ser, pues vivir no entiende de presente ni de futuro.
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