sábado, 11 de octubre de 2008


El transcurrir de los días es fisicamente insostenible, en cambio, es moralmente arrollador. Vivir no es un hecho ocasional, la vida no es una colección de fascículos hebdomadarios o mensuales sino una sucesión contínua y afortunada o desgraciadamente convergente.El día a día es lo que realmente moldea a las personas porque los individuos existimos pero las personas no estamos implementadas ni construidas sino que necesitamos un largo proceso de elaboración. Y la duda que me incita a escribir esto es la siguiente: ¿la muerte de un ser humano implica el óbito de una persona, o en realidad, es la muerte la que nos otorga el título de persona? Pues bien, sea cual fuere la respuesta, no nos debe condicionar para modificar nuestros fines o nuestros ideales, puesto que si lo pienso detenidamente amarte te voy a amar igual teniendo la condecoración de persona o no, y voy a necesitar "bujias para el dolor" me llame Persona o me llame Proyecto. En definitiva, da igual lo que seamos o lo que lleguemos a ser, pues vivir no entiende de presente ni de futuro.

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