viernes, 8 de octubre de 2010

Me angustia el cruce de miradas
la doble dirección de las palabras
y el obsceno guiñar de los semáforos.
F.O.P

Te robé los ojos para decirte lo que no sabías explicarme. Me regalaste una noche cualquiera para almacenar la información necesaria y me has dejado sólo en la oscuridad, buscando el pasamanos de la escalera hacia la locura. A tientas, siempre a tientas. Así me sostengo con tu mirada, con esa imprecisión que nace del desconocimiento, en esta penumbra incierta entre el desconsuelo y la duda, el quizás, el tal vez.
Desde entonces nos cruzamos de forma contínua sin saber muy bien, cual es nuestra verdadera y única mirada. Allí el infinito, aquí tus labios. ¿Cual es nuestro momento? Perdemos la cabeza a cada instante y nunca sobrepasamos la timidez, curiosa paradoja, exasperante idiotez.
Ahora me tienes delante, tan cerca que confundimos nuestros espacios, te-miras-me-miro, confusión de miradas desordenadas, un ruído de fondo, es suficiente para solucionar el problema, giramos hacia direcciones diferentes y en mi lejanía recuerdo que miraste hacia el suelo, en vez de saltar a mis brazos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Lo que escribes siempre me llega muy hondo, realmente me tocas la fibra, por lo que sea, siempre me identifico con tus letras, y es que escribes increíble.
Saludos