miércoles, 1 de julio de 2009


Me suele ocurrir que olvido quién soy, pero nunca olvido a quién le debo lo que soy, para bien o para mal, todos ellos han firmado o firman en mi día a día.

La persona de la que quiero hablar, pone en evidencia mi parte más morosa, le debo tantas sonrisas y palabras de ánimo que he desistido en intentar compensarlo, pero centrémonos en el protagonista que tiene tantísimos distintivos, que no necesita prolegómenos ni circunloquios de falsa poesía descriptiva, sus rasgos son propios de una gran caricatura, porque ya sabemos que las mejores caricaturas son aquellas en las que se perfilan todos esos síntomas que nos diferencian del resto del colectivo, y diferencias no le faltan, lo cual facilita mucho la tarea.

Como bien sabemos ''decir amigo, es decir juego, escuela, calle y niñez'' y por ello que menos que llamar amigo a una persona con la que he compartido aula once años, muchos de ellos en la niñez, pero entre aula y aula siempre reservabamos un tiempo para jugar con todos esos balones que nos iban viendo crecer, y que se despellejaban al mismo ritmo que nosotros cambiábamos los dientes de leche , por esos dientes con los que ahora pegamos mordiscos a la vida en cada una de esas calles que siempre se nos quedan cortas y angostas, esas calles que siempre se repiten y que están hartas de oirnos reir, con la risa cada día un poco más grave, un poco más serena.

Cuántas veces no habré querido parecerme a él, tener su determinación y su orgullo, plantarle cara a la adversidad con una lengua sumamente afilada que nunca luce si no es necesario, sólo en momentos puntuales y sin ninguna rimbombancia, pero a la vez concisa y clara, pero sobre todo es admirable esa sensatez y la perfecta metodología con la que encarrila su curso vital.

Quiero destacar que entre él y yo nunca se ha oido una voz más alta que otra, aunque en algún momento se haya podido perder la cercanía, por motivos dispares, siempre he sabido que he podido ''contar con él, no hasta dos o hasta cinco, sino, contar con él''*.

Podría escribir mil y un sucesos que me han ocurrido en su compañía, unos más graciosos, otros que en su momento no lo fueron tanto y que con el paso del tiempo se han convertido en grandes anécdotas y en mucha menor cantidad, hemos pasado por algún momento bastante malo. Lo normal sería subrayar uno de esos acontecimientos desternillantes, sin embargo nunca olvidaré ya no por la situación, sino por el gesto en sí, un abrazo, quizá el único que nos hemos dado en 16 años, olvidándo todas esas celebraciones de goles, el día en que posiblemente haya sentido más dolor a lo largo de mi corta existencia, esa imagen la tengo borrosa entre lágrimas, pero grabada a fuego en la memoria.

Dar las gracias me parece ridículo cuando tienes demasiadas cuentas sin saldar, pero no me duelen prendas en mostrar mi más sincera admiración hacia este gran Amigo.

''Él y mi canto saben a quién nombro tanto.''


Frases entrecomilladas y en negrita pertenecen al tema Decir amigo, Serrat.

*Frase entrecomillada y en negirta pertenece al poema Hagamos un trato, Mario Benedetti.

La foto que aparece por cortesía del padre Tote es del Chorrillo, equipo con el que el señor descrito unas lineas más arriba se ha proclamado campeón de liga esta última temporada.

1 comentario:

Esperanza Escribano Claramunt dijo...

Joder...y lo has descrito perfectamente con la metodología y la lengua afilada...aunque, claro, quién mejor que tú. Suerte la tuya, y también la suya.