jueves, 12 de febrero de 2009


Silenciosamente te recuestas

y sin vacilaciones

cierras los ojos.


Tal vez,

te cansaste de escuchar palabras vacías,

es probable,

que la noche no te dejase dormir,

quizá,

esquives amaneceres cotidianos.


Mientras duermes,

la realidad te abandona,

pero eres incapaz de hacer lo propio,

porque aunque no te percates,

tus sueños se amalgaman con las piedras,
piedras estancadas entre raíles,
piedras que jamás volverás a pisar.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Yo padezco insomnio, ya no sueño.
Precioso