jueves, 21 de abril de 2011



Todas las almohadas de las casas que abarcan mis ojos, están ocupadas por esas personas que se entregan cada noche al placer de dormir. Sus sueños van carretera abajo, naufragando por un desfiladero peatonal y haciéndose añicos al entrar por una alcantarilla. Yo los estoy pisando. Me siento como el "Coloso" de Goya, enorme, descomunal, intratable, pisando todos esos sueños sin piedad, disfrutando con todos y cada uno de los que aplasto, mientras una lluvia inesperada choca incesante sobre mi cara. Destructor de sueños. ¿Poético?, ¿romántico?. Idiota en todo caso. Cada noche nos sentimos un poco más realizados o más hundidos que los demás. Parece que hemos terminado una etapa y necesitamos una comparación, un listón para medirnos respecto a los demás, para sentirnos completos y satisfechos tenemos la necesidad de pensar, que hoy hemos dado un paso al frente, que hemos conseguido algo que nos destaca frente al resto, que en la carrera de la vida hemos ganado ventaja en estos 400 metros/día. Por el contrario, otros días nos acostamos y nos acurrucamos en la cama, porque nos sentimos infinitamente pequeños, acomplejados, desanimados con nuestra etapa. Parece que las sábanas son un tornado, del que no podemos escapar, y empezamos a girar y girar, envueltos en una espiral, de reflexiones y sentimientos, cada vez más alentadores, cada vez más somnolientos.
El día se termina y yo sigo pisando sueños. Sigo machacando los mismos sueños una y otra vez y me creo con el derecho de opinar o interactuar en los sueños ajenos. ¿Altivez?, ¿crispación?.
Llueve, y yo continúo en la strada, caminando a la deriva-da igual la dirección y el sentido, simplemente camino para humedecer mi interior, seco y estancado, para que fluyan unas cuantas preguntas que han surgido y necesitan ser respondidas. Si aplasto los sueños ajenos, ¿ es que ya no soy capaz de soñar? o tal vez he cumplido todos mis sueños...

1 comentario:

Mrs.Poulain dijo...

Lo cierto es que da que pensar...
Aunque dudo que tu te hayas quedado sin sueños.